Este derrocamiento puede ser indirecto, como sufrió Joseph Kasa-Vubu del Congo con el golpe de Mobutu Sese Seko, o directamente, como hicieron los soviéticos con Hafizullah Amín tras la invasión de Afganistán. En este contexto el recién creado Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la banca privada comenzaron a conceder grandes préstamos con muy pocas garantías de devolución, las cuales no se consideraban necesarias por la coyuntura económica, el precedente europeo y las mejoras económicas constatadas en Corea del Sur, Singapur y la isla de Formosa, las cuales comenzaban a desarrollarse rápidamente.